No toda la magia ocurre bajo la luna llena ni con palabras arcanas.
A veces, la verdadera transformación se da mientras cocinas, lavas la ropa de tu familia, doblas la manta de quien amas, o bordas en silencio un fragmento de ti misma.
Ahí, en esos momentos íntimos, reside una magia ancestral, invisible para quien no sabe mirar.
En muchas culturas, las labores del hogar fueron asignadas a las mujeres… pero lejos de ser una simple carga, esas acciones se convirtieron en ritos de poder, de cuidado, de hechizo cotidiano.
🧺 El poder ritual de lo simple
Cada acto doméstico es una forma de invocar energía:
Hilar es tejer el tiempo.
Lavar es purificar emociones.
Cocinar es alquimia de fuego, alimento y amor.
Bordar es sellar símbolos en la materia.
Limpiar es despejar los caminos del alma.
La escritora y activista feminista Silvia Federici, en El patriarcado del salario, nos invita a reconocer el trabajo doméstico como una forma de producción de vida, no solo de servicios.
“El trabajo doméstico no es un don de amor, sino una actividad productiva; no es una vocación natural, sino un terreno de lucha política.” – Silvia Federici
Ella nos recuerda que aquello que ha sido invisibilizado como “obligación femenina” también puede convertirse, si se resignifica, en un acto de creación y resistencia.En la práctica espiritual, este trabajo puede ser ritual, ancestral y profundamente transformador.
✨ Clarissa Pinkola Estés y la intuición salvaje
En Mujeres que corren con los lobos, Clarissa Pinkola Estés dice que “las mujeres crean a través de los rituales cotidianos, y que la magia no necesita espectáculo, solo intención”.
Ella nos recuerda que lo instintivo, lo intuitivo y lo repetitivo son las semillas del alma creativa.
Cocinar para alguien, por ejemplo, no es solo alimentar. Es un acto alquímico, ancestral, que transforma lo crudo en sagrado.
🪡 Magia y memoria en el bordado
La artista mexicana María Izquierdo dijo alguna vez que “las mujeres han bordado sus pensamientos cuando no se les permitió escribirlos”.
Cada puntada es una historia. Un bordado no es solo decoración, es un conjuro visual, una marca que sobrevive. Muchas brujas antiguas ocultaban símbolos de protección o sanación en sus tejidos.
Hoy, quienes bordamos en silencio seguimos una tradición de mujeres que transforman tela en talismán.
🌿 Revalorando el hogar como altar
El hogar, cuando se vive con conciencia, puede convertirse en un altar viviente.
Una cocina con velas encendidas. Una escoba como símbolo de barrido energético. Una tina como espacio de purificación. Un mantel como telar simbólico.
Todo tiene sentido si le das intención.
💫 Desde La Bruja Amapola…
Este proyecto nació también entre bordados, lavadas, cenas, velas y plantas colgando de la ventana.
Todo lo que hacemos —dibujar, crear, ritualizar objetos— está impregnado de ese ritmo doméstico que no es menor, ni mundano, sino sagrado.
Creemos en una magia que florece entre lo simple y lo bello.
En una espiritualidad cotidiana, profunda, viva.
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